1955• Grupo Escolar La Vega

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1955•  Como parte de la dotación de servicios públicos que acompañan el conjunto de 270 apartamentos construidos por el Banco Obrero en La Vega, cercanos al Velódromo «Teo Capriles», en el Distrito Federal, el 9 de diciembre abre sus puertas y se inician las actividades escolares en el nuevo Grupo Escolar La Vega.
Este nuevo plantel educativo diseñado para 800 niños en edad escolar incorpora los 500 alumnos que asistían a la escuela Primaria «Pedro Fontes» que existió en la Parroquia hasta el año anterior.
El nuevo edificio escolar está integrado por cuatro cuerpos de dos pisos, unidos por corredores techados y patios interiores.
El edificio principal tiene en su planta baja, además del acceso, la dirección, subdirección, secretaría, biblioteca y la cantina escolar. En su segundo piso, el salón de reuniones del Consejo Escolar, el laboratorio y la sala de higiene escolar.
En los dos cuerpos contiguos se distribuyeron 11 aulas para tres kinders y las diferentes secciones de primer a sexto grado.
Adicionalmente el Grupo Escolar tiene espacios en donde funcionan la sala de manualidades, comedor, cocina, un salón para la coordinación de los equipos deportivos, así como un espacioso Auditorio.

HVH

EL ACERVO EDITORIAL DE LA FAU UCV

La casa colonial venezolana

Graziano Gasparini

Centro de Estudiantes de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela (con la contribución de la Fundación John Boulton)

Talleres Gráficos Cromotip

1962

La casa colonial venezolana, libro “originado en una generosa petición del Centro de Estudiantes de Arquitectura”, no sólo se trata de la cuarta publicación del para entonces profesor de Historia de Arquitectura Precolombina y Colonial así como de Composición Básica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV y Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, Graziano Gasparini (Gorizia -Italia- 1924), sino de una obra que le permitió abrir la puerta a “una visión sucinta de las razones que intervinieron en la formación y expresión de nuestra arquitectura civil colonial” a través de la que quizás se pudiera considerar una manifestación menor dentro de un legado signado mayoritariamente por el anonimato: la casa.

Tampoco deja de ser este texto, reseñado en la revista PUNTO nº 9 (septiembre 1962), una nueva oportunidad de sacar a la luz lo que para Gasparini significó recorrer el país de punta a punta desde su llegada desde Italia en 1948 luego de estudiar en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, tanto para ir consolidando una aproximación teórica a lo que se le fue presentando ante sus ojos, como en lo relativo al registro que, gracias a sus dotes de excelente fotógrafo, fue acumulando. Junto a Templos Coloniales de Venezuela (1959) -su opera prima-, La casa colonial venezolana -el primer libro surgido en el seno de la FAU UCV- le sirvió a Gasparini para sentar las bases conceptuales y metodológicas de lo que sería un eslabón fundamental dentro de su destacada labor como historiador: La Arquitectura Colonial en Venezuela (1965), comentada en el Contacto FAC nº 56 del 3-12-2017, donde el contenido del texto que hoy nos ocupa conforma la totalidad del primer apartado dedicado a “La arquitectura civil”.

Son varios los aspectos que conviene resaltar de esta pieza realizada sin grandes pretensiones editoriales pero lograda con base en una cuidadosa selección del valioso material gráfico que la acompaña (del cual el 80% de las fotografía son del propio autor) y una impecable impresión de parte de los Talleres Gráficos Cromotip. El primero de ellos tiene que ver con la dignificación de la arquitectura desarrollada en nuestro país durante el período colonial postura desde la cual Gasparini rechaza la actitud crítica asumida por algunos historiadores que acostumbraban a señalarla como “pobre”. Así, respaldado por su formación veneciana donde aprendió a valorar la “arquitectura menor” y apoyado en una clara actitud beauxartiana y “puro visualista”, Alfonso Arellano enHistoriografía de la arquitectura venezolana. Arquitectura como arte” (portafolio, nº 18, 2008), señala (adentrándose en la Introducción de La Arquitectura Colonial de Venezuela titulada “Tres siglos de arquitectura anónima”), cómo para Gasparini dicho rechazo se suma a una revisión “fundamentada en la valoración de la sensibilidad de quienes la erigieron, producto de un indudable, determinado y ‘anónimo’ talento artístico en medio de limitadas condiciones socioeconómicas, no tanto en su ‘creatividad intencional’. Para Gasparini, el valor fundamental de esta arquitectura consiste en la conformación de una notable continuidad histórica a través de ‘sus sencillas pero vigorosas soluciones volumétricas’. Efectúa así una compleja operación crítica mediante la cual neutraliza el papel del arquitecto como figura que aporta los valores al objeto arquitectónico, una vez que estos pueden determinarse a partir de una ‘actitud crítica objetiva’ (Ob. Cit., p. 13). Por lo demás, se trata de una objetivista valoración estética que puede ser reconocida como propia de considerar a la arquitectura como una de las bellas artes”. En otras palabras, por un lado para Gasparini “la historia de la arquitectura en Venezuela nace como una historia sin arquitectos, aunque en el fondo se clame por su presencia” y, por el otro, valora las “obras menores” objeto de selección y estudio cuan si fueran “monumentos” en una actitud aparentemente contradictoria anclada más en su actividad como restaurador que idealiza el pasado que en la de estudioso de la historia, como también acotará Arellano en “La primera época de la historia de la arquitectura en Venezuela, 1959-1980: cuestiones historiográficas”, ponencia presentada en la Trienal de Investigación FAU 2014 publicada en las Memorias del evento.

Otro aspecto a destacar lo constituye la estructura en sí misma del libro conformada por un “Prefacio” donde Gasparini destaca, como para reforzar lo dicho en el párrafo anterior, que “el tema no fue tratado con la intención de lograr un elenco completo de los monumentos que aún nos quedan, puesto que en nosotros prevaleció el propósito de apuntar los conceptos y destacar las características generales de las construcciones que por su significación arquitectónica contribuyeron a representar el período histórico en que fueron concebidas”.

Al “Prefacio” se suman cinco capítulos: “Orígenes”, dedicado a mostrar la arquitectura aborigen encontrada en nuestro territorio al momento de la conquista española vista como punto de partida de un proceso de transculturación que “con el aporte recíproco de ambas culturas fue plasmando poco a poco la actual estructura etnológica”; “La Formación”, donde se hace un repaso al período en el que se va fraguando la arquitectura objeto de estudio dentro del libro, a la transformación que se da entre una conquista inicialmente militar a otra de carácter cultural (en la que se resaltan los productos emanados del arte popular), y a la influencia que trajo tanto desde el punto de vista urbano como arquitectónico la aplicación de las Leyes de Indias; “Los Exteriores” está consagrado a mostrar la respuesta dada por la arquitectura analizada hacia el afuera, marcándose las diferencias existentes entre pertenecer a un contexto urbano, donde la fachada que da a la calle y sus aperturas pasan a ser fundamentales en su caracterización, o pertenecer a un medio suburbano o rural donde no existió el problema de la fachada y “la vida diaria en lugar de concentrarse alrededor de los patios interiores se desenvolvió en los corredores exteriores…”, las maneras como influyen los aspectos climáticos dependiendo de la zona del país en la que se realizan y cómo en las ciudades se ponen en evidencia diferentes niveles socio-económicos mediante el tratamiento muy particular de las portadas; “La Intimidad”, por su parte, permite valorar el zaguán, el patio y los corredores que lo acompañan como espacios intermedios, y su rol protagónico en la preservación de la vida interior sin perderse la oportunidad de detallar los elementos constructivos que los acompañan; y, finalmente, en “Continuidad”, Gasparini realiza un esfuerzo por cubrir el espacio que va desde la Independencia hasta nuestros días para subrayar las continuidades que se dieron al proceso iniciado en la colonia y sobre todo las rupturas que la modernización trajo sin que la preservación y el cuidado por un legado transformado en memoria hayan sido las guías en el desarrollo de las ciudades.

La aparición de La casa colonial venezolana se inscribe dentro de un período en el que se acentúa la preocupación en nuestros medios intelectuales por sentar las bases de una identidad nacional caracterizada por la heterogeneidad socio urbana en el que se construye, según palabras de Arellano,un frente ideológico unitario en torno a las raíces coloniales del arte y la arquitectura venezolana, al enmarcarse lo nacional-hispano como la fuente de identidad”. Sin embargo, Gasparini rápidamente marcará distancia de visiones nostálgicas o nacionalistas defendiendo la tesis de las múltiples influencias europeas en la arquitectura colonial latinoamericana, apuntando a una visión abiertamente cosmopolita. Su postura, en definitiva, puede resumirse en la cita premonitoria con que cierra el libro:

“Los pueblos que viven y se desarrollan en la comprensión histórica de sus tradiciones, valores y contenidos, tienen asegurada una trayectoria positiva, una cultura sólida, una visión abierta y una sociedad organizada.

Los pueblos que ignoran su historia por primitivos o por encontrarse en una incipiente fase de evolución, aún tienen la esperanza que les reserva el porvenir.Pero los pueblos que con actitud indiferente no cultivan ni respetan su historia, tienen -con seguridad- una vida sumida en el caos”.

ACA

ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 125

Nuestra postal del día de hoy recoge uno de los dibujos (en específico una axonométrica seccionada horizontalmente por una de las plantas tipo) del anteproyecto presentado por Pablo Lasala Ferrer (1940-2000) para el Concurso Nacional de Arquitectura “Sede de la Asociación de Ejecutivos del estado Carabobo” (1998), en el cual fue distinguido con el primer premio. Colaboraron en la participación las arquitectos Carolina Díaz, Isabel Guerrero e Isabel Lasala y los bachilleres Claudio Ruiz y Ana Lasala.

Su condición de excelente dibujante, que fue cultivando a lo largo de toda su vida y que lo convirtió en referencia dentro de este tipo de certámenes a nivel nacional, ofreció a Lasala en esta ocasión la oportunidad de constatar, sumado a su dominio de la técnica de la perspectiva y conocimientos de geometría descriptiva (que plasmará en su trabajo de ascenso a la categoría de Agregado -1990- dentro del escalafón universitario en la UCV), lo que su hija Isabel denomina como “la llegada de la computadora” en Creando lugares. Entre la exaltación y la superación del objeto arquitectónico en la obra de Pablo Lasala (2014). De allí recogemos cómo, a diferencia de la dificultad que han tenido muchos arquitectos en asimilar su encuentro con lo virtual por el extrañamiento que implica “el despegue de lo sensorial y de la mano en contacto con el papel (…), Pablo Lasala más bien se mostró atraído por las posibilidades de los medios digitales, que rápidamente absorbió e hizo suyos, manteniéndose actualizado hasta el final. Tal vez su conocimiento de la geometría y la precisión con que siempre proyectó generaron su nueva pasión por este medio de representación. Su búsqueda incesante y entusiasta aceptación de los nuevos medios de comunicación, además, es una clara muestra de la necesidad de aprovechar al máximo, y hasta el último momento, las técnicas que mejor le permitieran expresar sus ideas”.

También se inscribe este dibujo dentro de una de las modalidades que más utilizaba Lasala a la hora de expresar los contenidos que le interesaban. En este caso da cuenta de la implantación a través de una vista axonométrica a vuelo de pájaro que a su vez permite apreciar y explicar la naturaleza del edificio proyectado, el manejo de la topografía y la manera como se materializa la doble piel que lo envuelve.

En lo que concierne al concurso en sí, el mismo permitió en su momento confrontar la veteranía y a la vez actualizada técnica representativa de Lasala con las propuestas enviadas por equipos conformados por jóvenes profesionales dos de los cuales obtuvieron el segundo y el tercer premio: Luis Miguel Ferreira, Luis A. Hoenicka y Gabriela Ríos por un lado y Ángel Rafael Sifuentes por el otro.

1. Arquitectura HOY, nº 252, 12 de junio de 1998.

La memoria descriptiva del proyecto ganador (recogida en el nº 252 de Arquitectura HOY del 12 de junio de 1998), señala lo siguiente: “Desde el punto de vista formal la edificación consta de dos elementos claramente identificables: un basamento tratado con una moderada elaboración formal y un volumen prismático que parece emerger del basamento ubicado en la zona sur de éste. (…) El basamento a su vez consta de dos partes. La primera tiene forma piramidal y se encuentra ubicada en la zona sur del terreno. La segunda está constituida básicamente por un prisma de base rectangular de 39M x 26M x 9M de altura, tres de cuyos bordes están tratados utilizando volúmenes adosados al prisma (…) El volumen prismático, que parece surgir del basamento está descompuesto en dos componentes separados por una estrecha brecha. El menor de ellos tiene planta triangular y nace claramente del suelo. El segundo, mucho mayor que el primero, tiene planta trapezoidal, y parece flotar a poca distancia de la superficie del basamento piramidal pues no hace contacto con él. Ambos componentes conforman un volumen total virtual de planta rectangular y de la misma altura”. A esta descripción detallada de las características formales del edificio seguirá la correspondiente a la manera como se maneja el programa (destinado a oficinas con una pequeña área comercial y sus respectivos servicios de apoyo) y su distribución en los diferentes cuerpos prefigurados.

Así, la “Sede de la Asociación de Ejecutivos del estado Carabobo” significará para Isabel Lasala la culminación en el tratamiento de un tema que en la trayectoria de su padre ya había aparecido diecisiete años antes en la primera propuesta para el Concurso de la Catedral de Ciudad Guayana y en el Concurso para la Sede del Edificio Administrativo para la Gobernación del Distrito Federal: la caja en el paisaje. Ello le permite clasificar la propuesta dentro del capítulo 3 de su libro dedicado a “El basamento y la caja flotante” bajo el subtítulo “El logro de una búsqueda” y afirmar: “Desde el exterior se recupera el espíritu de la primera propuesta: las dos piezas  recobran su independencia y pureza formal pero con algunos cambios sustanciales, pues la caja está dividida y al basamento se le suma un nuevo elemento”.

En cuanto a la “creación de lugares”, este proyecto, que como tantos otros procedentes de un Concurso nunca fue construido, se suma a la aspiración de Pablo Lasala de ir siempre más allá del cumplimiento del programa estableciendo un compromiso silente con el lugar donde le ha tocado insertarse, “que lo conduce -según Isabel- a trascender lo meramente arquitectónico y ubicarse en los ámbitos de lo atmosférico, de lo intangible” formando parte de aquellos volúmenes diseñados “para ser mirados desde lejos y para mirar a lo lejos desde ellos”.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Isabel Lasala, Creando lugares. Entre la exaltación y la superación del objeto arquitectónico en la obra de Pablo Lasala (2014)

  1. Arquitectura HOY, nº 252, 12 de junio de 1998

NOVEDADES EDITORIALES DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Apariencia, naturaleza y escala en arquitectura.

Juan Borchers viaje y obra

Sandro Maino Ansaldo

Editorial USM

2018

Tomado de Plataforma arquitectura

17 de julio 2018

El libro escrito por Sandro Maino Ansaldo y prologado por Fernando Álvarez Prozorovich (UPC) y Fernando Pérez Oyarzún (PUCCh), trata acerca del viaje por Europa y el Mediterráneo del arquitecto chileno Juan Borchers Fernández entre los años 1948 y 1950, período en el cual se asientan los fundamentos de su pensamiento a través de la observación de los grandes monumentos de la arquitectura occidental y el estudio de libros fundamentales de la tradición occidental.

Apariencia, naturaleza y escala en arquitectura traza mediante correspondencia, libretas y cuadernos de viaje un recorrido por tres temas centrales del ideario de Borchers. La representación fue la herramienta de aprehensión y estudio del mundo que le rodeaba, cuestionándola en su capacidad para expresar e interpretar la experiencia desde las primeras impresiones hasta el trabajo concienzudo de descomposición.

Los estudios acerca de la Naturaleza enuncian el interés de Borchers por comprender y desentrañar sus reglas generativas, pudiendo finalmente describir los orígenes de los procesos históricos de la obra arquitectónica desde una perspectiva morfológica. Por último, la concepción borchiana de escala en arquitectura, formalizada al final de su vida en la Serie Cúbica, integra los objetos y la perspectiva en un mundo intermediario, donde el fenómeno arquitectónico se evidencia.

Indice

Capitulo 1

Introducción

Antecedentes de Juan Borchers.

Derrotero Intelectual y Vital.

La Obra Construida por el Taller, 1960-1970.

Capitulo 2

Apariencia y Aparición.

Experiencias Respecto a las Formas de darse el Objeto Arquitectónico en el Tiempo.

Capitulo 3

Tratar todo como Naturaleza.

El Objeto, el Método y la Historia.

Capitulo 4

El «Mundo Intermediario» o Escala en Arquitectura.

Entre la Escala Humana y los Fenómenos Perspectivos.

Capitulo 5

Conclusiones

Bibliografía

Nota

El viernes 15 de junio de 2018 se realizó el lanzamiento del libro el cual es el producto de doce años investigación cruzando las consultas en el archivo de Borchers con la búsqueda y lectura de sus fuentes, a las que se suman viajes y visitas a obras analizadas por él, con el objetivo, en primera instancia, de reconstruir su derrotero.

El lanzamiento contó con la presentación de Fernando Pérez Oyarzún, Profesor Titular de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCCh), formado como arquitecto en esa misma universidad, Doctor arquitecto de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), y Miguel Ángel Galvez Huerta, Director del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), arquitecto y Doctor arquitecto de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). La publicación es un proyecto financiado por el Fondo del Libro y la Lectura, Convocatoria 2017 de la Región de Valparaíso y la Editorial USM. Además, cuenta con el apoyo del Archivo de Originales del Centro de Información y Documentación Sergio Larraín García-Moreno de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

ACA