ALGO MÁS SOBRE LA POSTAL nº 51

El Club Campestre Los Cortijos, fundado en 1948, nace con una voluntad similar a la del Club Táchira o la Casa Monagas pero desprovisto del componente regional que empezó a motorizar este tipo de instalaciones a mediados del siglo XX venezolano. Se buscaba, como lo evidencia su nombre, crear un centro social y recreacional de ciudad que tuviese todas las ventajas de estar en el campo, accesible a la clase media emergente y en ascenso.

1. Áreas exteriores recreacionales

Ubicado al este de Caracas, en lo que fue una urbanización residencial, se ha visto comprometido con el tiempo por el desarrollo a su alrededor de una congestionada zona industrial propiciada por un cambio importante que se dio en las ordenanzas.
El plan maestro para las 6.3 hectáreas de terreno que ocupa, recayó en 1955 en la oficina Bermúdez, Lluberes, Ramírez y Brando de bien ganado prestigio para la época, siendo un recién graduado Carlos Brando quien en definitiva asume la responsabilidad plena tanto del proyecto como de la supervisión de la obra. A él pertenece la perspectiva que ilustra nuestra postal.

2. Casa-club. Vista de la entrada

Los requerimientos eran claros: aprovechamiento máximo del terreno para múltiples actividades recreacionales y deportivas y una confortable casa-club de “estilo colonial”.

3. Casa-club. Salón principal

Formado a comienzos de los años 50, siguiendo los patrones del racionalismo y el funcionalismo bajo la tutela de Villanueva (con quien trabajó en el Taller de Arquitectura del Banco Obrero -TABO-), cuidadoso con lo constructivo y lo espacial, atento a la reinterpretación del pasado, Brando, basado en una retícula estructural de cinco metros por cinco metros, diseña para la casa-club una edificación en la que utiliza patios, corredores y aleros, materiales nobles, color, techos inclinados recubiertos de tejas criollas y además prioriza la consideración de las variables climáticas.

4. Casa-club. Corredor exterior hacia la entrada

El edificio se organiza mediante niveles en torno a un espacio central longitudinal que sirve a su vez de tránsito obligado al resto de las instalaciones del club. Este espacio, atractivamente iluminado y ambientado gracias al juego de los techos y a la sucesión de patios que lo acompaña, separa y a la vez integra las actividades sociales de grandes dimensiones agrupadas hacia el oeste (abiertas hacia extensos jardines), de las ubicadas al este (áreas administrativas, de servicios y demás usos comunes) resueltos en un cuerpo de tres pisos que se adapta a la topografía. La grata espacialidad lograda, el papel jugado por la luz, la vegetación y los materiales, y la racional comodidad que proveen sus bien ventilados locales, permiten sumar este edificio a los que por aquellos años evidenciaron la relación dialéctica entre tradición y modernidad que indudablemente tienen en Villanueva su principal punto de referencia.

ACA

Procedencia de las imágenes

Postal. Calvo A. Venezuela y el problema de su identidad arquitectónica, 2007/Archivo del arquitecto Carlos Brando

1, 3 y 4. González Viso I.; Peña M.I.; Vegas F. Caracas del Valle al mar. Guía de arquitectura y paisaje, 2015

2. Goldberg M. Guía de edificaciones contemporáneas de Venezuela. Parte 1. Caracas, 1980

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