
La imagen de la portada del número 1 de Urbana como elemento central de nuestra postal, sirve para recordarnos, entre otras cosas, que se trata de la primera revista arbitrada que apareció en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Esta condición, basada en la existencia de un Consejo Editorial que somete a la evaluación de terceros calificados los artículos centrales que dan cuerpo a la publicación, no correspondía a la manera como Punto y el Boletín del CIHE (las dos revistas institucionales que hasta aquel momento poseía la FAU UCV) llevaban a cabo la selección del material que las conformaba, a pesar del carácter científico y elevado nivel de los contenidos que caracterizaban a la segunda.
También cabe destacar que Urbana surge casi 13 años después de la creación del Instituto de Urbanismo (IU), primer centro de investigación que apela a tal denominación dentro de la FAU UCV, del cual se convierte en su órgano de difusión y, como señalaba Marta Vallmitjana en la presentación de este primer número, estaba “abierta a los distintos enfoques que puedan existir, sobre el fenómeno urbano, para su múltiple y global comprensión”. Para aquel momento (1980) la revista se podía adquirir por Bs. 55 (o, en su defecto, por $16), alcanzó las 190 páginas y contó con el apoyo del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la UCV.
Destacan del número 1 los artículos “Estructura y funcionamiento de la ciudad en Venezuela” de Marco Negrón, “La problemática de la renta urbana en Venezuela” de Jean-Pierre Frey, Ricardo Infante y Hugo Manzanilla, “Teoría micro económica e interacción espacial” de Tomás de la Barra y “Reproducción de la estructura urbana de Caracas/crisis urbana/crecimiento acelerado de zonas segregadas” de Ricardo Infante y Magaly Sánchez, muestra clara de una línea que con el tiempo abrirá sus horizontes.
Tribuna que permitió visualizar los productos provenientes de la labor investigativa del Instituto, Urbana, a pesar de su perfil académico, no fue ajena al debate en torno a la problemática nacional-urbanística, ni a la actividad desarrollada por las instituciones gubernamentales y privadas dedicadas a dicha temática, ni al intercambio con otras publicaciones que abordaban asuntos similares a nivel nacional y latinoamericano. Testigo del devenir de la ciudad y sus cambios constantes, su revisión permite recorrer una diversa cantidad de visiones que conformaron un período altamente fructífero dentro del debate sobre “lo urbano” en el contexto venezolano.
Desde el número 16/17 (1995) hasta el 40 (el último que se logró publicar en papel en 2007), Urbana se coeditó (variando su periodicidad) con el Instituto de Investigaciones y Sistemas Ambientales de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Zulia. También en su última etapa contó con el apoyo del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología (FONACIT). Estaba compuesta de las siguientes secciones: Artículos (sometidos a arbitraje), Reflexión, Estudio de caso, Crónica de eventos y Reseña bibliográfica.
A partir de entonces entró en un prolongado silencio hasta que en 2013 reaparece en formato digital y cambia su denominación por urban@, dejándonos hasta hoy a la espera de la aparición del segundo número en versión electrónica. Del 1 al 40 y su primera edición digital sus ejemplares pueden ser descargados libremente a través del sitio www.edicionesfau.ucv gracias a el interés puesto por la Fundación Arquitectura y Ciudad y al trabajo de registro emprendido desde el propio IU.
La presencia de Urbana en nuestro boletín también nos recuerda que nos encontramos en el año en que el Instituto de Urbanismo, creado en 1967 (cuando Caracas cumplía 400), está a punto de llegar a sus 50 años de vida, lo cual no es poco. Valga desde aquí nuestro sincero reconocimiento.
ACA